jueves, 14 de julio de 2011

Crónica de un nacimiento anunciado! y llegó Sebastian!

Nos habíamos quedado pegados con la serie 24 desde las 7 u 8 de la noche. Durante todo mi embarazo fue mi serie preferida ya que fue la que veía con Willy durante las largas noches de nuestros fines de semana solitos en el departamento.

Ya era 2 de enero y prefería distraer mi mente tratando de no pensar, cuándo nacerá, ya que era la pregunta que rondaba mi cabeza minuto a minuto y créanme que es mucho más estresante si es que todo el mundo te tortura con esa pregunta todo el tiempo. 

Acababan de terminar las fiestas de Navidad y Año Nuevo y por otro lado sólo pensaba que gracias a Dios que todavía no había nacido porque los cuetes hubieran colmado nuestra paciencia y probablemente hubiera salido a gritar a los muchachos del condominio por haberlo despertado.

Pasaban las horas y no había nada que nos agotara de ver 24, él me la enseñó y fue mi pasatiempo por mucho tiempo hasta ahora.

Eran apróximadamente las 2:30 de la madrugada y algo no me dejaba respirar, me asusté y simplemente decidí sentarme en la cama.  No me pasó. Sólo atiné a pararme de la cama y le dije "ya es la hora".

Nos alistamos y él todo nervioso puso algunas cosas más en el maletín y nos fuimos a la clínica.

Apenas llegamos, me hicieron entrar por emergencia.  Una enfermera mayorcita, me midió la presión, la temperatura y me dijo "ya estás en dilatación 2 así es que te quedas".

Subí a mi habitación y todo el cuerpo me temblaba. No era para menos, no? Era madre primeriza y no sabía lo que me iban a hacer, aunque todas las enfermeras y obstetrices eran muy buenas y me daban mucha confianza pero igual, no sabía lo que iba a suceder.

Me puse mi bata y en menos de media hora ingresó otra enfermera para "prepararme".

Me llevaron como a las 2:30 de la tarde a la "sala de preparación" para inducirme el parto y esperar mientras llegaba a la máxima dilatación.

Eran las 3 de la tarde y yo ya estaba en dilatación 5-6, me pusieron el epidural a mi solicitud.

Sebastian no se acomodaba y parece que le gustó estar dentro de mi panza porque no quería seguir bajando.  Me hicieron caminar y ni aún así.

El epidural sólo me duró 2 horas exactas y a las 5 de las tarde yo ya estaba en dilatación 8-9 y Sebastian seguía sin querer salir y con el dolor continuaba cada vez más fuertes según las contracciones cada 1 minuto. Quería otra epidural, pero ya!

Ya habían pasado demasiadas horas y Sebas nada de nada, mi doctor decidió romper la fuente para darle "un empujoncito," pero nada.

A las 6 de la tarde decidieron operarme y hacerme cesárea, casi me muero porque ya había escuchado tantas historias traumantes por el corte y posterior a la operación que simplemente estaba aterrorizada.

Todo sucedió tan rápido que a partir de ahí lo único que sentía era dolor y miedo.

De inmediato el doctor ordenó mi traslado a la sala de operaciones. 

Me trasladaron en camilla y apenas salí de la sala de preparación, me sentía como en las películas como cuando enfocan el techo y se ven sólo focos fluorescentes a lo largo de todo el pasillo.

Por fin llegué a las 6:15 de la tarde a la sala de operaciones, me comencé a desesperar porque no veía a mi esposo.  Hasta que lo vi entrar a la sala de operaciones por fin me volvió la calma. Le dije que sostenga mi mano, él no me entendía porque yo estaba con oxígeno y una mascarilla en la cara.

Sentí nuevamente el epidural y casi casi me dormía.

Tenía una sábana delante de mí que no me permitía ver hacia adelante. La cara de Willy me lo decía todo.

Sólo sentía como si me arrancaran la piel. 

En eso, alrededor de las 6:30 p.m. del 3 de enero, 2011 nació mi primogénito.  Su llanto me hizo llorar y le dije a Willy que lo amaba y que me de un beso.  No me entendió y sólo me dio la mano y me dijo que me amaba también.

Este es el inicio de mi aventura como mamá, pensé.



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