viernes, 22 de julio de 2011

De regreso a casa...

Resulta que ya era la hora de salir del hospital...

Lo miraba y lo veía tan frágil, tan delicado, tan dulce, tan tierno.  Me producía cualquier sentimiento bonito. Era mi hijo y yo no lo podía creer, no podía creer que era mamá.

Tenía mucho miedo, no sabía qué hacer. No sabía si iba a poder darle de comer, si iba a poder atenderlo como debía, era madre primeriza y estaba "en cero".

A medio caminar o al menos intentándolo, me acercaba a su cuna y lo veía dormir. Gracias a Dios dormía casi todo el día. El parto no fue nada facil, después de horas interminables, estaba muy cansada.

Tenía que acostumbrarme a mi nueva vida.

Tuve muchos prejuicios en mi cabeza, todo me daba vueltas, de verdad fue muy estresante para mí, en ese momento no sabía si realmente estaba preparada, o no pero al final parece que lo logré.

Las primeras noche con Sebastián en casa no fueron muy dificil.  Se despertaba casi después de casi cinco o seis horas, entonces pensé que si sería así de ahí en adelante, entonces sería genial ya que mucha gente me decía que se despertaría cada media hora, lo cual me asustaba mucho.

Fue pasando el tiempo y Sebas comenzó a hacer lo que la gente decía. Mis noches de sueño profundo se terminaron, me despertaba cada dos horas y a veces cada media hora para darle de comer.  Gracias a Dios que me surtió de abundante leche para el bebe y de lucidez para no caerme.

Logré adquirir una rutina.

De día, papi se levantaba, se alistaba para ir a trabajar y mami y Sebas dormidos, ya sabía a qué hora le tocaba comer así que con una almohada verde en "u" que sabiamente me regaló Dieguito, un amigo de Willy del dojo, me ayudaba para colocar a Sebas delante de mí y poder darle de comer, luego a sacarle el famoso "chanchito y a dormir otra vez.

Todos los días, después de cada lactada, esperaba un par de horas  un par de horas y a cambiarle el pañal.  Por momentos, me daba hambre así que podía ir a la cocina prepararme algo rápido y regresar al dormitorio a comer.

Lo que la gente no me dijo es que el dolor era parte de ser madre incluso después de dar a luz.



Así pasaron los días hasta que Sebastian cumplió los 3 meses en donde comenzó a dormir un poco más, casi 8 o 9 horas a veces.

Comenzaron los dolores de los pezones, ya que un bebe cuando recién aprende a lactar jala como sea todo lo que huela a leche.

Mi esposo, muy sabio, buscando y buscando encontró a una señora en internet que le dijo que tenía una crema especial que no la vendían en el mercado local y que ella misma se encargaba de importarla para evitar el dolor de las madres que le daban de lactar a sus hijos.  Esta crema milagrosa con lanolina se llama "Lansinoh" y que costaba S/.85.00 un envase de 56 gramos. Esta crema fue mi salvación. Sólo bastaba una gota de la crema y el dolor cesaba. Habían otras que no eran muy útiles ya que tenían que ser retiradas antes que el bebe empiece a lactar y esa no era la idea.

Aprendí en la clínica que era importante hacerse lavado de pezones con agua y algodón.

Gracias a Dios, Sebas nunca se enfermó. Habrá sido por la rutina de comer todos los días a la misma hora? o porque le gustaba dormir después de comer?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario