miércoles, 13 de julio de 2011

En Julio, el matrimonio!

Que en junio, no mejor julio, ya ok, perfecto, entonces en julio.

Comenzamos los preparativos cada sábado que teníamos libre ya que eran los únicos días que pudimos hacer nuestros preparativos.

Sebastian ya venía en camino y no sabía cómo decírselo a mi mamá, él y yo queríamos que Sebastián naciera en un ambiente donde se respire a familia, casa, unión. Nuestras infancias no habían sido necesariamente las perfectas con ese ambiente así que no queríamos repetir la historia de nuestro hijo.

Sebastián es muy especial para nosotros y merece todo nuestra atención y las formalidades que la sociedad exige.




Yo, no soy precisamente la persona que más se rige a las normas de la sociedad pero por Sebas, era lo que nos nacía hacer.

Llegó julio y todas las coordinaciones y posteriores preparativos fueron únicamente de nosotros.  Gracias a mi abuelo conseguimos alguno que otro descuentito en el local pero el resto fue por nuestra cuenta.

Que las invitaciones, que el local, que el vestido, que las mesas, que las sillas, etc.
Uno de los detalles más importantes, la fecha. 

Ah! me estaba olvidando! los padrinos!  Los padrinos eran una parte esencial de toda esta locura. 

- A ver mi amor, tú a quién eliges de padrino, A Quino me dijo.

- Y tú? a Clau.

Realmente fue una decisión muy rápida y facil.  Ambos ya habíamos pensado en nuestros padrinos de matrimonio así que así fue.

En un correo simple y sencillo los padrinos fueron citados un par de veces para las firmas respectivas en la municipalidad de San Borja. 

Recuerdo que la primera vez, como era casi siempre, los futuros esposos, es decir Willy y yo llegamos algunos minutitos tarde, no Carlitos?

El padrino que siempre es muy puntual, estaba con una carita no muy agradable, Willy y yo sólo nos quedó pasar un poquito de saliva y hacer como si todo estuviera bien y a seguir haciendo lo que habíamos ido a hacer.  Gracias a Carlos y Clau por habernos acompañado en esa locura ya casi hace un año.

Por fin llegó el día esperado, 24 de Julio de 2010. La puntualidad, honradez y honestidad no eran precisamente las virtudes más destacados de la cosmetóloga que escogí. Sí, ya sé, fue una mala elección pero ya estaba hecho no? no había ni iba a haber nada ni nadie que opaque ese día tan especial para mí. Me comencé a cambiar y todavía no estaba nerviosa.

La ineptitud de la cosmetóloga hicieron que me demorara unos minutos al llegar a la municipalidad, ya todos los invitados estaban esperando y el novio también.

La ceremonia fue muy emotiva, estaba toda mi familia y la familia de mi novio-esposo y amistades de ambos.

Las ganas de llorar no me permitieron hablar y decir lo que se suponía que tenía que decir al entregarle el aro, se me quebró la voz pero traté de controlarme para no pasar "roche". Para colmo, el aro no le entraba en la mano!! creo que se le habían hinchado un poquito. Bueno, tuve que pedirle ayuda en ese instante causandome un poco de risa.

Luego le tocó el turno a él y seguí llorando de la emoción.  Nunca había imaginado casarme a esa altura de mi vida, todo fue tan rapido que ni cuenta me di cómo pasó, además interactuar con Willy era muy familiar y sencillo entonces todo simplemente fluía con mucha naturalidad.  Había encontrado al hombre perfecto para mí y no lo quise dejar pasar, pensaba en ese momento que si no le hubiera dicho que sí, me hubiera perdido la oportunidad de mi vida.

Luego, nos vamos directo a la juergaaaa!!!

Bueno, yo no podía juerguear mucho ya que Sebastián se hubiera molestado un poquito conmigo. 

La fiesta estuvo muy bonita y se respiraba muy buen ambiente.

Esperemos hasta probablemente el próximo año para el matri religioso.

   













   
 


Carlitos y Claudia, nuestros queridos amigos y padrinos de boda

Amigos de mi esposo celebrando nuestro matrimonio

Amigos de mi esposo.

Claudita y Sandrita

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