miércoles, 6 de julio de 2011

En marzo, la pedida!

Luego de haber transcurrido ya casi un mes de relación como "enamorados", un día me dijo que me invitaba a cenar saliendo del trabajo, que no haga nada y que nos encontrábamos en el restaurante Donatello de Pardo o Larco, la verdad siempre confundo esas dos avenidas.

Yo llegué en mi auto al restaurante saliendo del trabajo y me di con la grata sorpresa que había hecho una reservación en un salón apartado del resto de la gente, bueno, pensé, si siempre es tan precavido para las invitaciones que me hace, no creo nada de qué asombrarme.

El mozo nos guió hasta nuestra mesa y en eso nos alcanzaron la carta de los platos.  Como siempre tan caballero, me recomendó unos Gnocchis al Ají de Gallina, realmente una delicia.

Yo había llegado un poco "acelerada" al restaurante porque salí volando de la oficina para llegar temprano al restaurante y considerando que le gusta siempre la puntualidad, no quise hacer gala de mi defecto más notorio.

Yo, hablaba y hablaba y sentía que no me estaba escuchando y tenía una razón.

Comenzamos a cenar y me dijo que quería poner su celular encima de la mesa para "grabar nuestra conversación", yo me puse nerviosa, más de la cuenta y creo que reaccioné con susto.  Me comenzó a temblar y a sudar todo, no sabía qué hacer porque un no sé que me avisaba que algo iba a pasar.

Traté de calmarme y comencé a comer, pero no estaba tranquila pensando que una cámara me estaba filmando.  Seguimos cenando y lo noté a él algo extraño.  Sabía que algo estaba pasando, en seguida comenzó con su discurso, yo me quedé muda, perpleja, anonadada, no sabía qué hacer o qué decir.  En el momento que menos me lo esperaba, sacó de su bolsilo el anillo de compromiso.

Un silencio absoluto inundó el salón en el que nos encontrábamos comiendo, él sudaba frío y yo también.

Me acerqué, lo besé y le dije que sí.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario