martes, 5 de julio de 2011

En febrero, lo encontre!!

Yo salía de una relación dificil, un poco complicado de explicar.  Sin ganas de nada, asistí a una reunión en Febrero 2010 a la cual Omar me invitó, esa clase de amigos que conoces de casi toda la vida a él lo conocía desde mi época de colegiala, en fin...


En ese entonces mi amiga de viajes y fiestas era Vicky o "la Vickinga" como yo le llamo, una chica que conocí en Pisco por otras razones que ahora no voy a contar.  Ella había venido a Lima a pasar el rato y olvidar un poco las penas de aquella época.  Un día que yo estaba en casa con Vicky, Omar me dijo, oye anímate, vamos! acompáñame al cumpleaños de una amiga del "dojo".  Yo había escuchado antes esa palabra pero nunca le hice mucho caso, ya que no era lo mío, Omar me había explicado que había comenzado sus clases de Aikido, un arte marcial japonés en la Asociación Peruano-Japonés en Jesús María ya hace bastante tiempo atrás y al parecer era un grupo unido. Sin planes ni nada de nada, aceptamos, nos alistamos y fuimos.

Pamela, la cumpleañera, vivía en La Molina.  Llegamos a la casa de Pamela, saludamos y nos sentamos al borde de una piscina.  Nos ofrecieron alguna bebida y comenzamos a interactuar.

Las horas transcurrían y con mucho trago algunos y poco trago otros, la gente igual estaba alegre y mientras más alegres, mejor.  Pamela ofrecía todo lo que había en su bar y uno de esos ofrecimientos fue Tequila, uy no! pensé. Yo había estado tomando cerveza y no quería conbinar tragos.  Paso! dije.

Seguía trancurriendo el tiempo y de pronto todos los chicos se habían aglomerado en una esquina en donde estaba la botella de tequila alrededor de una mesa. Yo, no estaba tomando y me di cuenta que a mi lado había alguien que tampoco estaba tomando, nos pusimos a conversar.

A este chico ya lo había visto en reuniones anteriores a las que Omar también me había invitado y pedido que lo acompañe.  El se llamaba William, andaba con una gordita que también practicaba aikido en el dojo pero ese día de la reunión, nos abrió la puerta y yo toda mandada y un poco impertinente, le pregunté "y Fiorella?", se quedó mudo por unos segundos y luego me dijo "no, no he venido con ella".

Acepto que yo inicié la conversación, le dije: discúlpame por haber sido un poco impertinente, no te preocupes me dijo y en eso me invitó a bailar. 
Recuerdo que me gustó que supiera bailar, pues muchos chicos son un poco desorejados y sólo saben utilizar sus dos pies izquierdos.
Conversamos durante el baile sobre nuestras ocupaciones, nuestras relaciones sentimentales y hé ahí el "click".

Luego de haberme enredado tratando de explicarle a qué me dedicaba yo, un trabalenguas que me hizo ponerme nerviosa me descubrió y en eso él me dijo "yo también trabajo en una naviera".  En ese momento, quise que me tragara la tierra. Luego intercambiamos números de celular por un temita de una nueva norma legal de este medio, una de esas trampas para poder conseguir el teléfono de alguien pensé. Cuál es tu apellido, le pregunté, me dijo Silupú, no entendí así que le pedí que lo escribiera en mi celular. 


Como ya era de esperarse, muchos ya estaban haciendo payasadas por causa del alcohol, yo ya estaba cansada y le pedí a Omar irnos.  Todos salimos juntos y recuerdo muy claramente esa mirada que flechó nuestros corazoncitos.  William se subía al auto de su amigo y yo me iba caminando con Omar y Vicky para buscar un taxi.  Pensé que nunca más lo volvería a ver.

Gracias a Dios, me equivoqué.


1 comentario:

  1. Está muy bonita tu reseña, si que estás enamoradísima de tu esposo que lindo y quién diría que esa noche encontraías a tu amado.

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